Una experiencia vital: ir al cine sola

Tener 24 años está siendo fantástico, revelador y atrevido. Por ejemplo, hasta el momento jamás se me había pasado por la cabeza ir al cine sola. Bueno, sola, sola, no. Acompañada de una Coca-Cola gigante y unas palomitas. Pero sola en la butaca, sin nadie (conocido) al lado con el que comentar la película, que por otro lado es algo que nunca me ha gustado. ¿Qué sentido tiene preguntar: ¿Y ahora qué pasara? Cuando no tienes ni idea y ahí radica la emoción de la película?

Manías a parte, con 24 recién cumplidos fui al cine sola por primera vez. Desde entonces he repetido la experiencia 3 veces más. A pesar de todo, me sigue gustando ir al cine con mis amigas, con mi chico y mi familia. Pero no deja de ser una experiencia única.


Por ejemplo, he aprendido que para evitar el mal trago de hacer cola es comprar la entrada por Internet. Así, evitarás estar sola rodeada de parejas, parejas que aún no lo son pero que tienen una cita en el cine y quién sabe si en las próximas dos horas se darán su primer beso, familias, enamorados, grupos de amigos, y un largo etcétera.

De esta forma pasas de largo por un segundo momento crítico. Cuando llega tu turno y pides con voz firme: “Una entrada (subrayando una) para Begin Again, a las 6. Gracias”. Y terminas con una sonrisa mientras el chico de la taquilla intenta venderte un pack de palomitas y Coca-Cola, pero un pack de dos, cuando solo quieres una entrada.

Como veis son todos pequeños problemas, pero que en un principio me incomodaban.

El miércoles pasado, volví al cine sola. Mi primera vez en esta ciudad. Y tuve que pasar por taquilla. Y también esperar 10 minutos eternos hasta que empezase la peli con mi Coca-Cola light; sin palomitas esta vez.

Aproveché la ocasión para observar. Estábamos 50 personas, de las cuales al menos 10 íbamos solos, sin más acompañantes que unas palomitas y una bebida. La mayoría de ellas mayores de 60. Y no estábamos solos porque nos sentaron a todos en la misma fila. Una señora de lo más simpática se sentó a mi lado y estuvimos charlando de la peli, la última que habíamos visto, las expectativas que teníamos, y hasta del buen tiempo que está haciendo en septiembre.



He hecho la prueba de ir sola e ir acompañada y tengo que decir que me lo paso igual de bien. Lloro igual, me río con las mismas ganas, y las palomitas no llegan hasta el final de la peli.

Madurar significa ser independiente. Ser independiente sacarse las castañas del fuego y no quedarse en casa por no tener a nadie con quién compartir plan.

Me toca preguntar, ¿habéis ido alguna vez al cine? ¿Cómo fue la experiencia? O ni tan siquiera os lo habéis planteado. Me encantaría conocer vuestras historias y opiniones.

2 comentarios:

  1. He ido sola al cine una vez, y también fue a los 24 :) Vi Una cuestión de tiempo. Era la fiesta del cine, un día entre semana y nadie podía acompañarme. Y pensé: ¿por qué no? No me arrepiento para nada, y si no he repetido ha sido porque no ha habido ocasión.

    Por cierto, me encanta tu nuevo blog, Anna :)

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  2. @Marta ¡Qué coincidencia! Una cuestión de tiempo fue también la primera peli que fui a ver sola. Me gustó tanto que ya ves, he repetido. Me pasó exactamente lo mismo que a ti y ha sido una de las mejores decisiones : )

    Que me digas que te gusta el blog... es encantador, gracias!

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