Y después de desestimar el tema, llegué a la conclusión de que si hay alternativas al azúcar es porque necesitamos dulce en nuestra vida.
Que cuando vivimos una experiencia amarga, necesitamos que otra dulce contraste la balanza. Que con un bizcocho se estrecha la amistad, que una palmera a media tarde levanta el ánimo de cualquiera, que las pelis románticas no serían lo mismo sin la protagonista comiendo helado a cucharadas para ahogar sus penas amorosas, que una comilona no sería comilona sin unos postres de escándalo, que yo no sería nadie sin una tostada de aceite con abundante azúcar por la mañana. Lo que no me termina de encajar, es por qué entonces nos dividimos en dos grupos: de dulce y de salado. ¿Alguna idea?
Suerte tenemos del dulce. Y de las personas dulces. También de las chocolate, que al fin y al cabo, llevan en el ADN ser dulces.
Qué bonita reflexión. Necesitamos lo dulce, claro que sí. :)
ResponderEliminarEs curioso lo que tengo yo con el azucar, por la mañana soy incapaz de comer nada dulce, me da ardor de estomago, vamos fatal, sin embargo como , acabo con un cafe y siempre tengo que acompañarlo con algo dulce, galleta,pasta,chocolate, da igual pero,algo dulce
ResponderEliminarUn beso
Lo ves? Ya te lo dije, si es que me gusta mucho leerte :) Y el dulce ya ni te digo! Que tengas un buen día! Por cierto, mi orden favorito también es cappuccino, café con leche y cortado ;) Un beso desde La buhardilla de Sam.
ResponderEliminar