Descansando, durmiendo, rodeándome de familia, comiendo como si no hubiese mañana y con anginas... hasta que me acordé que yo tenía un blog.
Cuando mis blogs favoritos se han ido de vacaciones y yo aprovecho para hacer en estos 15 días todo lo que no he podido hacer en 7 meses, me he prometido contaros más cosas que le pasan a una chica a sus veintitantos.
Para empezar, me chifla la Navidad. Siento un cosquilleo en la barriga cuando mi madre empieza a cocinar los cardos para cenar en Nochebuena y ya no se me quita hasta Reyes.
Hay tanta ilusión y tradición estos días que aunque la Navidad no es tan ilusionante como cuando era pequeña siento la necesidad vital de no perder la ilusión que me queda y transmitirla a los demás.
Por algo el 23 ya estaba cantando a voz de grito "Navidaaaad, Navidaaaaaad dulce Navidaaaaaad" y por eso ayer no me importó llevar de acompañantes unas lucidas anginas y ponerme mis mejores galas y los morros rojos para brindar.
¡Chin, chin a todos! Y... ¡Feliz Navidad!
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